En la raza DUROC la madre es blanca y el padre Ibérico. A causa de ello pueden tener la pezuña negra, blanca o rubia, pero no tiene nada que ver con la calidad, siendo esta inigualable con una infiltración de grasa única, consiguiendo un sabor, aroma, olor y suavidad que tu paladar no podrá olvidar.

En nuestras instalaciones clasificamos una por una cada pieza a su llegada añadiendo la sal necesaria y procediendo con minuciosidad cada control y detalle para conseguir un envejecimiento lento en secaderos naturales, contando con la ventaja del clima favorecedor de la Sierra de María.